noticia: La Matera: Donde la Comunidad y la Naturaleza Florecen Juntas en el barrio Manrique Central #1

Andrés García, Juan Ordóñez y Felipe Restrepo fundadores de La Matera

Un árbol puede unir dos puntos en el tiempo. Alguna vez, alguien le preguntó a un sabio ¿cuál es la mejor época para sembrar un árbol?, la respuesta fue la siguiente: ¡sin duda alguna, la mejor época puede ser hoy o hace 20 años! Esta respuesta nos demuestra que no hay momento predilecto para hacer algo por la naturaleza, el momento propicio es el continuo presente, y es justamente un árbol sembrado por los padres del joven Andrés García, uno de los protagonistas de esta historia, quienes hace poco más de dos décadas en una pequeña franja de tierra en el espacio público, preservado como jardín vecinal en el Barrio Manrique Central #1, quienes decidieron que ese era el lugar más adecuado para trasplantar el árbol.

Una semilla que creció hace dos décadas

 

Nos cuenta Andrés que “Cuando era niño en la casa había un árbol en una matera que cabía en el patio, mi papá determinó una mañana que había llegado el momento que se debía sembrar el árbol en algún lado diferente si queríamos que este árbol siguiera viviendo; lo sembramos afuera en el ante jardín”. Casi sin sentirlo, esa rara explosión contenida que es una planta en crecimiento, se expandió con mayor velocidad, animada por los rayos hilarantes del sol que salen con precisión cada mañana desde el costado oriental de la Comuna 4, con la fuerte corriente de aire que avisa las tormentas y lluvias cada vez menos predecibles; y no consideró dejar de crecer aún con la idea de otro vecino de poner concreto en su base. El árbol creció.

Colectiva la Matera. Una unión de voluntades que trabaja por la conservación, rescate y difusión de saberes ancestrales en torno a la naturaleza.

El nacimiento de La Matera

Se preguntarán, ¿por qué es importante esta historia introductoria? Lo es, porque otros niños más del barrio fueron testigos de aquel momento pedagógico realizado por el padre de Andrés, estos niños crecieron y algunos años después comprendieron que esa siembra les motivaría a apropiar ese espacio como suyo. Uno de aquellos niños fue Juan Ordóñez; Juan es hoy un líder ambiental, que después de terminar su carrera como sociólogo en la Universidad de Antioquia, consideró la lucha por los derechos ambientales como su causa y propósito. Lleno de pasión por la naturaleza comenzó a intervenir aquel jardín al frente de su casa, y decide ayudar a aquel árbol que vio sembrar cuando niño, además, determina crear con Andrés García y Felipe Restrepo el grupo: Colectiva la Matera. Una unión de voluntades que trabaja por la conservación, rescate y difusión de saberes ancestrales en torno a la naturaleza. 

Ésta colectiva es definida por Felipe Restrepo como “La juntanza de seres que se piensan la vida en torno a la importancia de rescatar la memoria de las plantas medicinales, aromáticas y condimentarias”. Así mismo, para Juan Ordoñez, “La gestión desde lo cotidiano y de los recursos naturales como el agua, es fundamental para pensar cómo nos relacionamos con la naturaleza, pero, además, la salud, también es una pregunta que permite establecer una relación con ella a través de las plantas medicinales”.

Juan Ordónez realizando labores de limpieza, recuperación del suelo y siembra de plantas nuevas, medicinales y aromáticas.

El momento de la siembra

Con un equipo de trabajo y definidos los propósitos e intenciones, este grupo de jóvenes decidió iniciar sus acciones de intervención de aquella zona verde abandonada y de poco interés para el vecindario. Andrés García recuerda: “Este espacio fue en mi niñez una zona de jardín que le daba interés y un aspecto agradable a la cuadra, era cuidado por una de nuestras vecinas, una señora de avanzada edad, pero una vez al ella fallecer, el espacio cayó en el olvido llenándose de basura, cemento y escombros”. Fue entonces que La Matera planeó sus primeras juntanzas y comenzaron las labores de limpieza, recuperación del suelo y siembra de plantas nuevas, medicinales y aromáticas. 

 

En nuestra visita desde La Cuarta Estación, identificamos que las dificultades de aquel suelo aún se evidencian y su abandono durante varios años pasa factura, sin embargo, el ímpetu de estos jóvenes por devolverle a este pedazo de terreno su salud es irrefrenable. La sede de la Colectiva la Matera es una casa de dos pisos, con una terraza; ya desde la esquina de la cuadra pudimos notar que hay algo diferenciador en ella, se aprecian plantas, mensajes, y pinturas realizadas en sus muros en la técnica de pintura acrílica. La Colectiva la Matera enseña a resignificar el espacio público, a pensarlo siempre como nuestro espacio común, patrimonial y vital social. También trabaja la dimensión estética a partir del arte, como medio que ayuda a transformar su mensaje sobre la conexión que se debe reestablecer con la naturaleza. Ésta estrategia tiene como herramienta la realización de un mural comunitario en el cual participan niños y vecinos de la cuadra, pero también invitados esporádicos. Además, vienen diseñando algunas intervenciones en el espació mismo, como un túnel de la auyama, un túnel realizado con varillas de hierro que va a ser soporte de ellas y otras plantas enredaderas como uvas, pepinos, pasifloras, entre otras enfocado en mejorar el entorno y unir el vecindario en la  siembra de plantas

Con plantas, mensajes, y pinturas realizadas en sus muros en la técnica de pintura acrílica. La Colectiva la Matera enseña a resignificar el espacio público.

Laboratorio de bienestar: Ciencia y naturaleza

Ingresar a la casa invita a quedarse, se siente que allí hay un espacio para medrar (crecer). Felipe Restrepo, es quien nos recibe en primer lugar, en la casa se encuentra Juan quien está atendiendo a otro visitante quizás planeando donde van a llevar estos saberes sobre plantas medicinales. Somos bien recibidos y nos muestra su espacio de investigación. Felipe es artista plástico, y aun así, la ciencia como a cualquier artista del periodo renacentista lo impregna, nos muestra lo que él denomina “menjurjes” diferentes extractos a partir de aceites esenciales que él viene trabajando, nos enseña su alambique de extracción de aceites, un artefacto de acero inoxidable de unos 60 litros aproximadamente y jocosamente nos dice, “Hasta alcohol etílico hemos destilado ahí”. Nos enseña sus 13 recetas de diferentes tipos de mezclas medicinales, relajantes y terapéuticas, destapa un frasco que extrae de un cajón con puerta en el que los almacena, y nos comparte el olor de su contenido; es una mezcla de varias esencias cítricas y dulces, “¡Sirve para los bronquios!”, afirma él, cierra el frasco con un ademán que causa la sensación de que un genio fuera a escapar de allí. Para Felipe, “El laboratorio de extracción de aceites esenciales, busca además de establecer unidades productivas, también se trata de hacer la búsqueda con otras personas y con otros saberes que también recogen estos procesos para generar vínculos y trabajo en red con el fin de hacer ciencia desde lo comunitario”.

 

Damos un recorrido por el lugar en el cual se exhiben pancartas y afiches de diferentes movimientos ambientales: Cinturón Occidental Ambiental, Hijos de la Palabra y del Movimiento Nacional Ambiental. En ese instante, nos sorprende la llegada de una de sus participantes, la señora Luz Marina Ríos Carmona, una señora mayor que fue invitada a participar de la iniciativa, por medio de la madre de Juan. Trae en una pequeña canasta unas hojaldras para compartir con los que ella llama cariñosamente “mis nietos” cuenta la señora Marina: “Vengo muy motivada cada jueves a este sitio, a este lugar en el que hacemos diferentes actividades de siembra, tejido y pintura, los muchachos me tratan muy bien”.

El laboratorio de extracción de aceites esenciales, busca además de establecer unidades productivas, también se trata de hacer la búsqueda con otras personas y con otros saberes.

Jueves de Matera: Una tradición comunitaria

¿Por qué los jueves?, preguntamos. Nos contaron que cada ocho días sin falta, realizan un encuentro donde la comunidad es protagonista, lo denominan “Jueves de Matera”. Se reúnen desde las 2:00 pm, es un espacio de encuentro, de juntanza, de aprendizaje, de compartir y de fortalecer lazos. Unos minutos después de la llegada de doña Marina, llega María Isabel Villegas, Isabella González, Juan Pablo, Luis Dufeiro. Los que llegan saludan y son bienvenidos por los demás, cada uno va buscando su rol en el espacio, unos van a pintar, otros siguen sus trabajos de tejido con la señora Marina que se convierte en su maestra, el aula es en una pequeña mesa en la que ya se encuentran dispuestos hilos de todos los colores. Aparece Andrés con un gran recipiente de vidrio, en su interior hay un líquido ámbar, es un fermento llamado Kombucha a base de un hongo medicinal, el Kéfir; lo destapan y lo mezclan con otros líquidos o infusiones, el resultado es un té refrescante que disfrutan con las hojaldras de la señora Marina. “¡Acá también se viene a disfrutar de las cosas sencillas de la vida!”, dice Andrés.

Cada ocho días sin falta, realizan un encuentro donde la comunidad es protagonista, lo denominan “Jueves de Matera

Cimentando raíces 

Al final Juan se desocupa, y nos podemos sentar un momento a conversar sobre este maravilloso proyecto, su participación como sociólogo, como actor y activista ambiental. Nos cuenta que, en ocasiones lo invitan a llevar su mensaje de conservación y de recuperación de estos saberes ancestrales sobre las plantas a otros lugares y barrios de la ciudad, municipios y departamentos del país. Que la Colectiva la Matera hace parte del Movimiento Nacional Ambiental, allí junto con otras organizaciones, procesos sociales y comunitarios se reúnen alrededor de la agroecología para pensar en acciones que permitan unir las voces de los territorios. “Adelantamos una iniciativa de proyecto de ley que se llama Democracia Ambiental, con el cual buscamos que se apliquen los acuerdos y tratados internacionales como el Acuerdo de Escazú, conocido como el acuerdo regional sobre el acceso a la información ambiental, la participación pública y el acceso a la justicia en América Latina. Es un proyecto de ley que busca que se establezcan verdaderos parámetros y acuerdos sobre el uso de los recursos naturales y su obtención con diálogo y concertación con las comunidades”, explica Juan. Las acciones de la Colectiva la Matera en el Movimiento Nacional Ambiental los ha llevado a participar de sus encuentros e intervenciones en municipios y regiones del país. 

 

Como sociólogo, Juan reconoce que la propuesta se puede considerar como una herramienta de transformación social importante, que parte desde una perspectiva crítica de cómo es nuestra relación como sociedad con la naturaleza y la memoria; los métodos de documentación de este proceso, según Juan, “Van más desde lo popular y sus prácticas, como lo es la parte gráfica y artística, por medio de afiches, carteles, vídeos, fanzines, el bordado y las salidas agro pedagógicas, en donde ponen en práctica técnicas sociológicas como la cartografía social, que les permite documentar y leer el territorio y sus apropiaciones”. Estas acciones realizadas por la Colectiva la Matera hoy son de interés para otros investigadores, como el caso de la participación y acompañamiento que se viene adelantando, desde una investigación de estudiantes del pregrado sociología de la Universidad de Antioquia, sobre las acciones de ésta colectiva como caso de estudio.

la Colectiva la Matera hace parte del Movimiento Nacional Ambiental, allí junto con otras organizaciones, procesos sociales y comunitarios se reúnen alrededor de la agroecología.

La naturaleza y la comunidad se entrelazan en armonía

Es de destacar la participación intergeneracional en esta iniciativa, niños, jóvenes, adultos y adultos mayores se reúnen en torno a esta casa, la cual ya reconocen todos los que participan como La Matera. Cuando nos preparamos para partir, después de haber compartido un rato con los integrantes de esta colectiva, llega Isabella González otra de sus participantes; se baja de su bicicleta, la amarra en la baranda de la calle y nos saluda. Isabella nos cuenta que llegó a esta iniciativa a partir de un proyecto de economía popular llamado “La Familia de la Calle” y en una de sus acciones pedagógicas en torno al cuidado del agua conoció a Juan y a su colectiva. Ella cuenta que comparte el mismo interés del colectivo por el cuidado del medioambiente, los recursos naturales y el cuidado de la tierra. Por otro lado, le gusta mucho la iniciativa del colectivo por las plantas medicinales, aromáticas y condimentarias, ya que sus abuelos dejaron una tradición y legado en su familia de sus usos, su identificación específica para cada dolencia y funciones en nuestro sistema. Para Isabella fue un gran hallazgo encontrar un colectivo que respondiera a estos intereses.

Andrés García, Juan Ordóñez y Felipe Restrepo. Son los tres amigos que crecieron en el barrio Manrique Central #1 y se reencontraron con la intención de readaptar aquel árbol. Hoy como artistas y gestores ambientales de la Comuna 4 están adoptando comunidad, congregando personas junto a su pasión y amor por la naturaleza, y buscando defender aquel árbol que vieron plantar cuando eran niños y que ahora se erige como una imponente araucaria de 20 metros de altura, del género heterphyla, comúnmente llamada araucaria excelsa. Su colectiva y casa, como una planta o matera, la están viendo crecer, crecer en una iniciativa que nos invita a recuperar la memoria de nuestros abuelos, de nuestros ancestros y plantas, que a veces sin saberlo, pueden darnos salud y bienestar, mientras ellos multiplican, reproducen y promueven el encuentro, la cercanía y la camaradería sin distinción de especie o familia.

 

Este producto es realizado con recursos públicos priorizados por los habitantes de la Comuna 4 -Aranjuez, a través del Programa de Planeación de Desarrollo Local y Presupuesto Participativo del Distrito de Medellín

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