Lo llamó al frente y le pidió que dibujara, con su timidez característica se levantó en silencio y al empuñar la tiza su mano voló como lo hacían las aves en el firmamento, mientras tanto, los demás niños miraban con atención cómo se llenaba de color el lienzo verde del pizarrón. Con el paso de los años, a las líneas que dibujaba se sumaron nuevas formas que se recrearon en las carteleras durante su época del bachillerato y luego se convirtieron en gaviotas, que volaron muy alto. Una de ellas, llegó a la televisión, quedando en la memoria de los televidentes como un símbolo del amor entre Sebastián (Guy Ecker) y Gaviota (Margarita Rosa de Francisco) en su aparición durante el capítulo número 58 de la telenovela Café Con Aroma de Mujer.
John Jairo Mejía Vallejo, un talentoso guarceño de carácter sencillo y de férreas convicciones acerca de la libertad del ser humano y todo aquello que lo enaltece, emprendió su viaje a Medellín para enfrentar los numerosos desafíos que la vida le presentaba y así costear sus estudios en Bellas Artes.
Su amor por Antioquia lo llevó a recorrer el departamento con una exposición artística de carácter religioso, con la que pretendía llegar a sus 125 municipios. Dedicó todo su empeño a ello, pero lamentablemente, quedó inconclusa debido a las situaciones de orden público que aquejaban al país en ese momento, sin embargo, esto no lo detuvo.
Para el año 2019, fue reconocido con la Medalla al Mérito Cultural por el entonces Gobernador, Luis Pérez Gutiérrez, por su invaluable contribución a la paz desde sus creaciones artísticas colmadas de creatividad, ética, estética y una innegable pasión por Antioquia.
Aunque el artista alberga un inmenso amor por su tierra natal, El Retiro, también lleva a cuestas el amargo sinsabor e incertidumbre en relación con la obra que donó a su Consejo Municipal. Un lienzo que supone, todavía no ha sido desenrollado.
Mientras relata sus recuerdos, asoman a su rostro las nostalgias y soledades. Comienza a contar que pintó un cuadro titulado “Inmensa Soledad”, y procede a dibujarlo con sus propias palabras:
“…esa gaviota está abajo en el lienzo y el resto, hacia arriba, sólo es firmamento. Sin cambio de tonalidades, no hay nada más, sólo azul …”
Luego, con tono grave, recita de memoria el texto con que acompaña la obra:
“El cielo
y sus espacios infinitos
los abarcan hoy
mi corazón,
ya no triste,
ni alegre,
sino
cansado”.
Y continúa diciendo:
“Yo ya estoy de salida, pero cuando uno es niño, no sabe qué es la vida, ni el tiempo. Y cuando uno es joven cree que es mentira eso que podría ser un final. Porque, en la juventud está el desprecio de lo que es el tiempo, entre tantas otras cosas. Pero de pronto, cuando uno está esperando algo, ya no hay”.
Un día, en 1992 acuñó el término “Libertismo” para describir la propuesta pictórica, que había construido. Como él mismo lo dice, el Libertismo se fundamenta en la libertad como la “generosa inclusión suma, de gran soberanía artística”, con la que se expresan las vocaciones y búsquedas más sublimes de la humanidad, diferenciándose por completo del libertinaje.
Para leer el Libertismo en sus obras, creó un conjunto de más de 20 pilares que él llama “contextuaciones”, y que sirven para dar sostén y lectura a su propuesta: “El Libertismo permite entrar en el tesoro de la confianza, es fuente multiplicadora de posibilidades inagotables, es de lenguaje nuevo y fresco, el Libertismo no permite excluir, permite alcanzar grandes magnitudes de convivencia en armonía, es la visión completamente renovada que hace surgir una nueva mentalidad que se vigoriza por el ejercicio de la innovación. No permite cadenas …”
Sin embargo, una vez en vuelo hubo de dejar las alturas y descender de las cumbres para brindar cuidados, urgentes y necesarios, a su madre. Entre diez hermanos, él fue quien renunció al horizonte de oportunidades sin pensarlo demasiado. Hubo bendiciones, recuperación y esperanza, sin embargo, inesperadamente lo sorprendió su partida. Del dolor de aquellos días fueron testigo los jardines de la vecina y majestuosa Iglesia de El Señor de Las Misericordias, en el barrio Manrique Central #1 de la Comuna 4 – Aranjuez, a los cuales dedica su tiempo para embellecerlos.
Después de años de una inmutable quietud, hoy John Jairo despierta con la sabiduría que le han dejado los años, para nuevamente para abrir sus alas y levantar el vuelo como sus gaviotas. Se ha propuesto retornar el Libertismo a la luz y para ello prepara el camino. Probablemente, pronto veamos una exposición suya en la Casa de la Cultura de Manrique, una señal de que ha vuelto al universo fascinante de la libertad, al que pertenece.
Este medio es apoyado parcialmente con dineros públicos priorizados por habitantes de la Comuna 4 – Aranjuez, a través del Programa de Planeación del Desarrollo Local y Presupuesto Participativo de la Alcaldía de Medellín.
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