noticia: El Ropero de Medicancer en el Barrio Sevilla de Medellín: Una Historia de Servicio y Amor

 

Hablar con Ledy Gómez es emocionante, por decir poco. Ella, como directora general de la Fundación de Voluntarias de Medicancer, junto a un grupo de hasta 45 mujeres, ha dedicado parte de su vida y tiempo a una labor silenciosa y filantrópica. Son un grupo de madres, esposas y hermanas que se reúnen durante la semana para planear sus actividades en pro del servicio y apoyo a personas diagnosticadas con cáncer, además de realizar acciones en prevención y tratamiento de esta condición médica.

Cómo un grupo de mujeres voluntarias transforma vidas

El día de estas mujeres inicia con un saludo fraternal y un buen café. Se conocen y apoyan voluntariamente esta causa; todas se distribuyen durante la semana en labores como: recibir donaciones, organizar y seleccionar mercancías y artículos, coordinar la recolección de prendas de vestir en diferentes puntos de la ciudad, artículos para el hogar, artesanías, rarezas y todo tipo de variedades. Estos objetos son limpiados y clasificados para ser vendidos a muy bajo costo, lo que les otorga un segundo uso. Artículos en perfecto estado, e incluso nuevos, tienen su lugar en las salas de una casa ubicada en el barrio Sevilla, en la Comuna 4 – Aranjuez, Medellín.

 

Cuando iniciaron sus labores en los años sesenta del siglo pasado, no imaginaron que esta práctica de reutilizar o dar un segundo uso a prendas útiles se convertiría en una tendencia mundial que, en la actualidad, genera conciencia sobre la importancia de no desechar objetos que están en buen estado y pueden ser reutilizados, adquiriendo un valor adicional.

El papel de Medicancer en la prevención del cáncer

En “El Ropero”, como lo llaman ellas, no solo se encuentran artículos útiles, sino también historias de vida y apoyo. Algunas de ellas son experiencias dolorosas y personales, transformadas en capacidades de servicio y entrega a los demás. Su labor es invaluable y su tiempo, precioso. Con esta actividad, y los recursos que obtienen, apoyan jornadas y campañas de prevención, atención y soporte alimentario, y en algunos casos, económico, a pacientes oncológicos de la ciudad y de otras regiones remitidos por sus tratamientos y necesidades.

 

Doña Ledy cuenta que se siente muy feliz de poder llegar a comunidades lejanas, como el municipio de Salgar, Antioquia, donde han realizado brigadas especializadas, tamizajes y pruebas para la detección temprana del cáncer. En algunos casos, han encontrado el apoyo de la institucionalidad o de líderes comunitarios preocupados y activos en los asuntos de salud. Gracias a su conocimiento, son constantemente invitadas por las secretarías de salud para participar en campañas de atención a esta población. Llegar a una vereda o corregimiento, así como atender las periferias de la ciudad, es todo un reto para este grupo de damas. Ellas cubren los gastos de transporte y, en la mayoría de los casos, su generosidad las lleva a aportar decididamente al ver las necesidades de algunos sectores.

Una misión de amor que trasciende décadas 

«Yo llevo quince años como voluntaria. Llegué desde Sincelejo, donde ya tenía conocimientos del Programa de la Liga Nacional Contra el Cáncer. Mi esposo se jubiló y nos radicamos en Medellín nuevamente. Desafortunadamente, él enfermó de cáncer y falleció, era un hombre muy bueno. Llegar a Medellín me dio la oportunidad de servir a otras personas», comparte Ledy Gómez, quien lleva diez años en la coordinación del voluntariado. Además, recuerda con detalle y cariño a sus compañeras que han fallecido, y a otras que, a pesar de la distancia por su edad o salud, siguen apoyando la causa.

Esta institución, que surgió como la Liga Nacional Contra el Cáncer y que en Medellín se denomina Medicancer desde el 13 de mayo de 1967, para octubre de ese mismo año ya contaba con un grupo de voluntarias. Algunas encontraron en este voluntariado un aliciente para apoyar a personas que atravesaban procesos similares de enfermedad y duelo. Con orgullo, visten sus camisetas de colores, que las identifican dependiendo del día y las misiones encomendadas desde la coordinación.

El Ropero: más que prendas, historias de vida

Ana María Lopera, una vecina del sector, cuenta cómo en algunas ocasiones envía objetos y prendas de vestir que ya no usa. En algunos casos, los compró por moda o por antojo, pero prefiere donarlos antes que desecharlos, para que tengan una segunda oportunidad y ayuden a causas loables como las que promueve el Ropero de Medicancer.

«Si generáramos conciencia sobre la cantidad de productos que almacenamos y dejamos sin usar en las casas, que con el tiempo se deterioran y pierden valor, haríamos un consumo más responsable. A la vez, al apoyar esta gran iniciativa de economía circular con sentido social, haríamos un aporte enorme, no solo al medioambiente, sino también a las personas que necesitan ayuda», agrega Ana María.

Cada día para estas mujeres es una experiencia. Recuerdan cómo en una ocasión una de ellas dejó sus gafas sobre una mesa y, al regresar, se dio cuenta de que las habían vendido por 8.000 pesos. Una anécdota que celebraron, a pesar de que su dueña ya no podía ver bien los precios que ponía al resto de los artículos en la tienda.

Estar en Sevilla ha fortalecido el trabajo voluntario con otras instituciones. «El sector es un epicentro de la salud en Medellín», afirma Ledy. El barrio tiene una vocación hospitalaria y de servicios de salud. Trabajan de la mano con otras entidades importantes en el sector, como la Fundación San Vicente de Paúl, la Universidad de Antioquia, la IPS Universitaria y el Hospital Infantil, entre otras. Su rango de alcance trasciende sus propios límites, y aunque es un reto permanente, invitan a más mujeres con vocación de servicio para que las nuevas generaciones aporten a la construcción de un tejido social más amplio y multiplicar esta labor, que ya celebra 57 años.

Orgullosamente al servicio de la comunidad y con todas las ganas de seguir viviendo para servir y enaltecer la memoria de sus compañeras que ya no están y las extrañan, en este voluntariado se realiza una labor silenciosa y altruista desde el barrio Sevilla como un lugar de amor y entrega para proteger la vida.

El Ropero de Medicancer está ubicado en la Cra 51D # 67-60 Su horario de atención es de lunes a viernes de 9: a.m. a 12:00 M.

 

Este producto es realizado con recursos públicos priorizados por los habitantes de la Comuna 4 -Aranjuez, a través del Programa de Planeación de Desarrollo Local y Presupuesto Participativo del Distrito de Medellín

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