Un suelo con hambre de vida
Un suelo es como una boca abierta que necesita alimentarse para permanecer vivo. Así como los océanos albergan millones de formas de vida, la tierra también es hogar de seres que habitan en su interior y cumplen funciones esenciales en el ciclo de los ecosistemas. En este sentido, alimentar el suelo es vital para que prospere todo lo que crece sobre él, desde plantas hasta árboles, asegurando el equilibrio ambiental. Con esta idea nace la Huerta Casa Museo Pedro Nel Gómez, un proyecto comunitario y ecológico en la Comuna 4 de Medellín que busca restaurar la vida del suelo y concienciar sobre su cuidado.
El enfoque de esta huerta va mucho más allá de la siembra de alimentos: se trata de un espacio donde se unen la educación, la agricultura y la cultura, promoviendo valores de sostenibilidad y recuperación del entorno. Inspirada en el pensamiento del maestro Pedro Nel Gómez sobre la relación entre arte y naturaleza, la huerta rescata la idea de que el cuidado de la tierra es un acto de creación y de vida. En cada rincón del proyecto, se respira la convicción de que el suelo es el fundamento de la existencia humana.
El inicio de un espacio verde en Aranjuez
La huerta se extiende por aproximadamente 1,500 metros cuadrados en un terreno donde antes había viviendas que rodeaban la histórica casa del maestro Pedro Nel Gómez. Con el tiempo, estas casas fueron adquiridas por el municipio y demolidas, dejando un área de reserva y zonas verdes alrededor del museo. Desde entonces, el espacio ha sido utilizado por la comunidad para actividades de recreo y descanso, y más tarde fue cerrado y cedido al museo, que vio en él un gran potencial para desarrollar un proyecto ambiental que uniera a los vecinos.Luis Rendón, historiador y coordinador de la Biblioteca del museo, recuerda: “Este espacio era frecuentado por la comunidad; fue un lugar usado por los niños para elevar cometas y por los jóvenes del barrio, que organizaban encuentros de rock aquí. Con el tiempo, el lugar fue cerrado y asignado al museo, lo que nos permitió concebir el espacio desde una perspectiva ecológica y ambiental”.
El legado de Pedro Nel Gómez: Un museo rodeado de vida natural
La Casa Museo Pedro Nel Gómez cuenta con una valiosa colección botánica que refleja la conexión del maestro con la naturaleza. Alrededor de su casa, él mismo plantó árboles, algunos de los cuales aún permanecen: un algarrobo imponente, un cedro, una palma de chontaduro y un guayacán amarillo, entre otros. Estos árboles no solo embellecen el espacio, sino que forman un dosel arbóreo que contribuye a la atmósfera natural del museo y complementa la esencia artística del lugar. Para el maestro, los árboles eran más que vegetación; representaban vida, sombra, frescura y conexión con el entorno natural que tanto apreciaba.
Clío Gómez Scalaberni, hija del maestro, recuerda la influencia de su padre en su relación con la naturaleza: “Mi padre nos llevaba al Jardín Botánico y, mientras leíamos y estudiábamos con él, también pintaba y nos inculcaba el valor de la naturaleza, enseñándonos que cuidar de la tierra era también un acto de respeto hacia nuestro origen”.
Restauración del suelo y construcción de la huerta
Durante la pandemia de COVID-19, el proyecto de la huerta recibió un impulso esencial gracias al apoyo de Comfama. Las familias y empleados del museo, junto con vecinos y amigos del lugar, participaron en capacitaciones sobre huertas urbanas y comenzaron la restauración del suelo. A lo largo de tres años, con ayuda de entidades como el Jardín Botánico, Emvarias y la Secretaría de Medio Ambiente, se lograron depositar alrededor de 120 toneladas de materia orgánica en la huerta. Este proceso ha facilitado la recuperación del suelo, uniendo conocimientos ancestrales y técnicas de fitorremediación, lo cual ayuda a sanar la tierra a través de plantas que regeneran sus propiedades.
Jairo Restrepo, pionero en la agricultura orgánica, afirma: “Solo la vida da continuidad a la vida; el suelo es nuestro ombligo, el origen de todo. Trabajar en su recuperación es una forma de devolverle la salud a la tierra que nos da sustento”.
Un proyecto de comunidad y sostenibilidad
Hoy, la huerta ha evolucionado hasta convertirse en un espacio de encuentro y aprendizaje, donde la comunidad no solo cultiva, sino que también recupera lazos sociales y valores de sostenibilidad. Cada martes, alrededor de 20 personas se reúnen para trabajar en el cuidado del suelo y la siembra, realizando actividades que van desde triturar cáscaras de huevo para enriquecer el suelo hasta compartir consejos de siembra.
Rogelio de Jesús Ortega, un participante de 92 años, comenta: “Venir a la huerta me sirve de terapia; no me falta ningún martes. Disfruto de cada encuentro y siento que mi contribución es valiosa para el barrio y para la naturaleza”. Silvia Marín, otra de las participantes, añade: “No me pierdo ningún día; es un espacio muy esperado donde realizamos actividades de cuidado de plantas, compartimos desayunos y aprendemos juntos”.
Educación y seguridad alimentaria: El aula ambiental de la Casa Museo
La huerta se ha convertido en un aula ambiental para la comunidad de Aranjuez. A través de talleres y encuentros educativos, el proyecto fomenta prácticas de conservación de suelos, manejo de materiales orgánicos, cocina saludable y agroecología. Estas actividades no solo fortalecen el conocimiento ambiental de los participantes, sino que también contribuyen a la seguridad alimentaria de la comunidad.
Las cosechas de la huerta se venden a bajo costo para mantener un fondo solidario, destinado a financiar los insumos y el mantenimiento del proyecto. De esta manera, la Casa Museo Pedro Nel Gómez apoya la restauración ecológica, la educación en agricultura urbana y la creación de un sistema de economía circular que genera beneficios directos para los vecinos de la Comuna 4.
La huerta como símbolo de colaboración y compromiso comunitario
En los últimos años, la Casa Museo Pedro Nel Gómez ha logrado posicionarse como un referente en la promoción de la sostenibilidad y el respeto por el medio ambiente. La huerta no solo representa un espacio de cultivo, sino también un símbolo de compromiso y colaboración entre los habitantes de Aranjuez y las entidades que han apoyado su desarrollo. La integración de vecinos, estudiantes, adultos mayores y expertos en medio ambiente ha permitido construir una visión compartida sobre la importancia de cuidar de la tierra como recurso esencial para el futuro.
El proyecto es una iniciativa que invita a la reflexión sobre la relación del ser humano con su entorno y promueve una conciencia ecológica profunda, recordándonos que el suelo es el sustento de toda la vida. A través de actividades como la siembra, el reciclaje y la reutilización de recursos, la huerta de la Casa Museo Pedro Nel Gómez sigue expandiendo su impacto en la comunidad, inspirando a más personas a sumarse al cuidado de la naturaleza.
Este producto es realizado con recursos públicos priorizados por los habitantes de la Comuna 4 -Aranjuez, a través del Programa de Planeación de Desarrollo Local y Presupuesto Participativo del Distrito de Medellín.