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Donde María

Un desayunadero para sentirse como en casa

Cada mañana, de lunes a lunes en el barrio Aranjuez, residentes y visitantes convergen en “Donde María” para disfrutar del mejor desayuno paisa en un ambiente auténticamente cálido y hogareño. Una tradición que ha cocinado historias por más de dos décadas, y que más que una herencia, es un testimonio del amor, nobleza y “berraquera” de una aguerrida mujer y madre antioqueña que se llamaba María.

A las 3:00 a.m. Edwin Leandro Hincapié Sora, heredero de este negocio familiar, se despierta, para prepararlo todo; lava y muele el maíz para hacer las arepas, luego prepara las tortas de carne como Doña María, su madre, quien le enseñó su secreto para cocinar con la buena sazón que siempre los ha caracterizado.

Luego, a las 6:00 a.m., detrás de la I.E. Lorenza Villegas de Santos, en una esquina particular, enciende el fogón de su local callejero. Su ubicación es estratégica y de fácil acceso, pues cerca encuentras la Iglesia de San Cayetano. Los árboles a su alrededor crean un ambiente fresco y natural, que en conjunto con su ambiente familiar, hacen de este uno de los mejores lugares para desayunar en Medellín.

Un comienzo con espíritu y determinación

La historia de Doña María y su familia es una historia de resiliencia y fuerza. En el año 2000, fue desplazada por la violencia desde el Municipio de San Carlos, Antioquia, porque justo antes del cumpleaños número 10 de Edwin, actores armados acecharon a su puerta queriendo arrancarlo a la fuerza del seno de su hogar. Cada día la amenaza se hacía más insoportable, y entonces, bajo el cobijo de la noche, junto con su padre y sus 3 hijos emprendieron el viaje que les alejaría definitivamente de ese temor infame.

Ella dejó todo atrás a sus 32 años para iniciar una nueva vida en el barrio Aranjuez de Medellín. Como madre soltera, abrazó su presente y sacrificó todo lo que estaba a su alcance con amor y determinación. Sin embargo, las nuevas dificultades no se hicieron esperar. Edwin recuerda cómo llegó al barrio siendo apenas un niño, enfrentando una ciudad desconocida, en medio de la inestabilidad económica.

“Yo le ayudaba a mi mamá a moler, aunque, pues no era mucho el voleo, porque en aquel entonces sacábamos una parrilla y vendíamos dos o tres arepitas. Una vez pusimos el fogón a enfriar, mientras que bajamos otras cositas y ¡pum!, se lo robaron y nos dejaron sin fogón. (…) esto antes no tenía techito, sino que usábamos un plástico y esto era puro pantano, este camino no existía y estos asientos tampoco, en su lugar teníamos puros tronquitos de madera de cuando cortaban los árboles de acá y nos los regalaban. Nosotros los poníamos ahí, el más grande era la mesa y los más pequeñitos eran las sillas y ya la gente se iba sentando”.

Edwin, aún siendo un niño, la ayudaba en lo que podía, ya sea moliendo el maíz o vendiendo buñuelos y palitos en los alrededores del barrio e incluso en las afueras de un colegio aledaño. «Era muy duro», relata, «habían días que no vendíamos nada y teníamos que caminar con una ollita llena de pasteles por todo Aranjuez. Pero mi mamá nunca se rindió». Doña María, con su temple y su amor incondicional, convirtió aquellos difíciles años en una enseñanza de vida para Edwin y sus hermanas. Gracias a su trabajo y dedicación, logró darle a su familia un hogar y construir el negocio que, con el tiempo, se convertiría en uno de los sitios más queridos de Aranjuez.

El legado de Doña María que toca el alma

Para Edwin, cada jornada es una oportunidad de honrar la memoria de su madre, él dice: “A ella le encantaba que la gente se sintiera en casa, y eso es lo que quiero mantener”, dice con afecto. Una de sus frases más queridas era: “Para comer acá solo se necesita tener hambre”, porque siempre daba de comer a quienes llegaban con necesidad. “A veces venían personas que le decían ‘Hoy no tengo platica, ¿me va a dar comida que mañana le pago?’. Ella respondía ‘¡Hágale!’, y aunque muchas veces esas personas no volvían, ella los bendecía con amor”.

María Eugenia, vecina del sector, dice: “He visto crecer a Edwin desde que era un niño. Hoy lleva las riendas del negocio de su mamá y resalto de él su espíritu trabajador, amabilidad, honradez y sus calidades como persona que hacen de él un buen vecino”.

Desde su fundación, “Donde María” ha sido más que un lugar para desayunar: es un espacio donde se encuentra el calor humano, la amabilidad de una sonrisa honesta y una buena conversación.

Doña María dejó no solo un negocio, sino también un propósito. Durante su último año de vida trabajó junto con Edwin, compartiendo risas y momentos que Edwin atesora profundamente. Conoce más acerca de esos momentos escuchando el siguiente audio.

El fogón de tradición paisa

En la mañana, el fuego comienza a gestarse entre los trozos de una pirámide de carbón, que luego se extienden para convertirse en un vistoso tendido de color rojo incandescente. El momento es propicio para “montar las arepas”, entonces, comienzan a asarlas.

Los clientes llegan uno a uno o en familia, son vecinos, transeúntes y conductores los que hacen su parada matutina para tomar la primera comida del día. Allí, encuentran el tradicional calentao con arepa, mantequilla y quesito, las arepas con tortas de carne, un bofe espectacular, chorizo o carne desmechada, acompañadas de chocolate caliente, aguapanela, gaseosa o un cafecito, de aquellos que de un sorbo, te hacen levantar la mirada y celebrar con orgullo el ser colombiano y disfrutar de las maravillas gastronómicas montañeras.

Actualmente, impulsan una nueva preparación que se suma a la oferta gastronómica: la arepa con carne desmechada, esta es una buena oportunidad para disfrutarla. Cada plato está cuidadosamente preparado y refleja el sabor auténtico de la comida montañera.

Las porciones son generosas y se emplatan directamente en la sartén de la preparación, lo que inmediatamente evoca la cocina hogareña de forma auténtica.

La preparación no es solo una cuestión de técnica, sino de amor en el servicio,
por eso, cada producto es también, un reflejo de los valores que Doña María
inculcó a su familia: amor, nobleza y resiliencia.

Voces de la comunidad

“Vengo con mi esposa desde el municipio de Bello cada 8 o 15 días, me encanta venir porque el servicio y la atención es maravillosa, me hace sentir como en mi casa, y la receta que usan es ¡es de locos, muy, muy buena!”.

Giovanni Saldarriaga, cliente.

Lo que más me gusta de acá es el calentaito, vengo de 2 a 4 veces en la semana ¡Todo es muy rico!”.

Juan David Ospina, cliente y emprendedor de Aranjuez.

Además, los precios son bastante asequibles, aquí una muestra de los principales productos a octubre de 2024:

  • Calentao (frijoles con arroz y huevos, arepa con mantequilla y chocolate) $9.000

  • Arepa con Bofe $4.500.

  • Torta de carne $4.500

  • Arepa con mantequilla y quesito $3.500

Aspiraciones y sueños para el futuro

La cocina callejera es, para muchos, una forma de expresar las raíces y que constituyen la identidad de un territorio, en el caso de Donde María este representa un ejemplo de cómo con valores, amor y resiliencia se puede salir adelante, enfrentando las diferentes realidades que conviven en nuestra sociedad actual.

¡Apoya el Desayunadero Donde María!

Edwin tiene grandes sueños para el Desayunadero. Con el apoyo de Sandra, su esposa, y la inspiración que le dejó su madre, sueña con formalizar y expandir el negocio a otros puntos de Medellín.

  • Carrera 50D # 86B – 96 Aranjuez, Medellín.
  • Atención de lunes a domingo de 6:30 a.m. a 12:30 m.
  • Síguelos en Instagram como: @dondemaria2000

Este producto es realizado con recursos públicos priorizados por los habitantes de la Comuna 4 -Aranjuez, a través del Programa de Planeación de Desarrollo Local y Presupuesto Participativo del Distrito de Medellín.

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